El secreto para vivir con salud está en los hábitos diarios, principalmente en cada una de nuestras comidas. Te contamos cómo equilibrar tu dieta.

 

En una sociedad amenazada por la obesidad y el sedentarismo, la alimentación es fundamental para combatir alteraciones metabólicas como la diabetes y enfermedades cardiovasculares, que van desde la hipertensión arterial al infarto y hasta pueden llegar el accidente cardiovascular (ACV). La clave para prevenirlos está en equilibrar la dieta, a partir de algunos cambios en los hábitos diarios:

 

– Hacer cuatro comidas principales y al menos una colación, en particular por la mañana, si es que se desayuna muy temprano o se realiza actividad física durante el día.

 

– El desayuno es importante en todas las etapas de la vida, especialmente en la edad escolar, porque es la primera comida y corta el ayuno producido durante las horas de sueño. Es recomendable combinar un lácteo, que aporta proteína, con algo de hidrato de carbono (cereal, fruta o pan y mermelada) para sumar energía, aumentar la concentración y mejorar el rendimiento físico, si se realiza alguna actividad deportiva.

 

– A media mañana, se puede incorporar una colación. Algunas buenas alternativas son una barrita de cereal, un yogurt, una fruta o una bolsita pequeña de cereal.

 

– Para el almuerzo y la cena es de suma importancia incorporar los distintos grupos de alimentos: verduras, frutas, cereales, legumbres y alimentos de origen animal. Algunas opciones son tartas con variedad de vegetales (zapallo, acelga, espinaca, zapallitos, zanahoria, berenjenas) hervidos o cocidos al vapor, que pueden mezclarse con queso o ricota para suavizar su sabor. Las tortillas de papa, batata o zanahoria, siempre que sean hechas al horno, también son un buen menú. También lo son los salpicones de pollo o carne con vegetales crudos o cocidos y las carnes asadas acompañadas de una ensalada variada. Si se opta por un plato a base de arroz o fideos, es aconsejable agregar algún vegetal.

 

– ¿Para el postre? Son recomendables las frutas frescas, el queso y dulce (con dulce de batata) y las frutas asadas.

 

A la hora de preparar estas comidas debe tenerse en cuenta no exceder los 5 gramos diarios de sal, utilizar aceites en crudo y seleccionar el aceite de oliva o girasol de alto oleico para salteados. También deben evitarse productos con elevado tenor graso (lácteos enteros, crema, manteca, piel de pollo) y verificar las etiquetas de los paquetes de galletitas, panes, masas para tartas o empanadas, que suelen concentrar altos niveles de grasa y azúcar.

 

Una buena alimentación también está relacionada con los hábitos a la hora de comer, que se adquieren y se transmiten de padres a hijos.

 

Algunas buenas prácticas son establecer horarios fijos para cada comida, planificar cada menú con anticipación y compartir al menos una comida familiar: sentados a la mesa, usando los cubiertos en forma adecuada y sin ningún aparato electrónico (teléfono, tablet, televisión).

 

Además, una buena salud requiere hacer ejercicio físico en forma regular, beber al menos dos litros de agua al día y descansar ocho horas.

Por la licenciada Stella Maris Garcia para Clarin Buena Vida.