La prevención de la obesidad infantil involucra a todos los miembros de la familia. Esto incluye hábitos de alimentación saludables y un estilo de vida activo que, fomentados desde la infancia, prevalecerán en las etapas posteriores.

 

Expertos concuerdan en que las diez recomendaciones para prevenir la obesidad infantil son las siguientes:

 

– Consumir más de 5 porciones de frutas y verduras al día. Las frutas y verduras son ricas en vitaminas, minerales, agua y fibra. Esta última va a ayudar a que el niño se sienta más satisfecho, previniendo que consuma otros alimentos.

 

– Evitar las bebidas endulzadas con azúcar. Se recomienda limitar el exceso en el consumo de bebidas con azúcar. Es preferible ofrecer agua y bebidas bajas en energía para acompañar los alimentos.

 

– Limitar el tiempo que los niños pasan frente a una pantalla. Se recomienda que el niño esté, máximo, 2 horas  frente a una pantalla, ya sea de televisión, videojuegos o computadora.

 

– Realizar una hora de ejercicio diario. Puede ser algo sencillo, como jugar a la pelota o con la cuerda. Llévelos al parque o, si es posible, inscríbalos en un deporte. Planee actividades con ellos y diviértanse juntos.

 

– Controlar las comidas fuera de casa. Está comprobado que se consume mayor cantidad de calorías y grasa cuando se come fuera. Por eso, cuando salgan, prefiera platos que no sean empanizados o fritos, ni estén bañados en salsas cremosas, y trate de incluir verduras.

 

– Comer en familia, mínimo una vez por día, ya que así, se fomentan hábitos de alimentación saludables. Para ello, es necesario que se planee este tiempo para compartir.

 

– Desayunar diariamente. Este hábito, que se refleja en el rendimiento escolar, también previene la obesidad. ¿Qué opciones son recomendables? Un licuado con pan tostado y fruta picada. Si su hijo no quiere desayunar, empiece ofreciéndole algo ligero, que sea de su preferencia.

 

– Que toda la familia se involucre en un estilo de vida saludable. No hay mejor enseñanza que el ejemplo. Los papás tenemos que hacer un esfuerzo por seguir, también, una alimentación sana y hacer ejercicio. Involucre a sus hijos en la rutina de la alimentación saludable, desde ir al súper y escoger las frutas y verduras o los productos más apropiados, hasta la preparación de los alimentos; esto ayudará a que después los quieran consumir.

 

– Es importante que el niño duerma en cantidad suficiente. El número de horas depende de la edad. En general, para un niño mayor la recomendación es de 8 a 10 horas diarias. La falta de descanso adecuado se relaciona con una pobre selección de alimentos.

 

– Permitir que el niño aprenda a limitar lo que come. Los padres tenemos la responsabilidad de ofrecer alimentos nutritivos, tratando de no tener en casa dulces u otros alimentos calóricos. Sin embargo, evite corregir o castigar por causa de la comida.

 

– Le sugerimos que se ponga como meta la modificación de una o dos como máximo y, cuando ya sea un hábito, continúe con las demás. Al aplicar estas medidas, además de que prevendrá la obesidad infantil, impactará de manera positiva en la salud y el bienestar de toda la familia.